Iglesias alentó la purga de Marlaska: «El general que no esté con nosotros, está contra nosotros»
Iglesias ha sido partícipe de todos los movimientos a través del hombre que colocó como 'fontanero' en Interior: el ex diputado morado Juan Antonio Delgado, guardia civil en excedencia y ahora alto asesor de Marlaska
Marlaska justifica la purga en la Benemérita como «un nuevo impulso a la Guardia Civil»
El vicepresidente del Gobierno, Pablo Iglesias, ha estado directamente involucrado en la crisis interna que se ha desatado en la cúpula de la Guardia Civil por las injerencias del Ministerio del Interior en la investigación judicial sobre el 8-M, encargada al cuerpo policial y que apunta a la responsabilidad del Gobierno. El líder de Podemos ha alentado los planes del ministro, Fernando Grande-Marlaska, para proceder a una purga en la cadena de mano, que hasta el momento se ha llevado por delante a dos tenientes generales (los dos más altos en el escalafón) y un coronel. Iglesias ha sido partícipe de todos estos movimientos a través del hombre que ha colocado como ‘fontanero’ en Interior: el ex diputado morado Juan Antonio Delgado, guardia civil en excedencia y ahora alto asesor de Marlaska, nombrado ‘a dedo’ en pleno estado de alarma.
Los últimos movimientos del Ministerio del Interior no sólo han sido asunto de competencia de Grande-Marlaska: cuentan con pleno apoyo de La Moncloa y de Podemos, el socio de Gobierno del PSOE. Así lo explican fuentes de la Secretaría de Estado de Seguridad (SES), el órgano superior dependiente del Ministerio del Interior donde se ha ‘cocinado’ esa purga, vestida de renovación, que se está llevando a cabo en la cadena de mando de la Guardia Civil tras la negativa del coronel De los Cobos a saltarse su obligado deber de reserva sobre una causa judicial secreta. Una causa que ya le ha costado la citación como investigado al delegado del Gobierno en Madrid, José Manuel Franco.
Con una gran discreción, Podemos ha jugado un papel fundamental en toda la crisis abierta en el escalafón más alto de la Benemérita. Y lo ha hecho, explican fuentes de Interior, a través del ex diputado de Podemos por Cádiz y guardia civil Juan Antonio Delgado Ramos. El ‘fontanero’ que Pablo Iglesias colocó en la Secretaría de Estado de Seguridad como asesor el pasado marzo, en pleno estado de alarma. Un nombramiento que pasó prácticamente desapercibido por la demoledora crisis sanitaria que entonces atravesaba España.
Un ‘fontanero’ de Iglesias en Interior
El papel de Delgado, el ‘peón’ de Iglesias en Interior, ha sido destacado en toda esta crisis tal y como relatan estas fuentes. Durante estos días ha participado en reuniones clave del Ministerio en las que se han decidido los detalles de la ejecución de ese «plan de renovación» de la cúpula de la Guardia Civil, que en el Cuerpo definen abiertamente como purga. A través de su ‘fontanero’, Iglesias trasladó a Interior su forma de ver la crisis desatada tras la destitución del coronel Pérez de los Cobos: en síntesis, «cualquier general que no esté con nosotros, está contra nosotros». La purga de esta semana fue directamente alentada y respaldada por Iglesias, que tuvo información puntual de todos los movimientos.
El terremoto se inició el pasado domingo por la tarde cuando, tras tres llamadas telefónicas al coronel Pérez de los Cobos, éste se negó a ofrecer detalle alguno de la investigación judicial secreta encargada por la juez Rodríguez-Medel del Juzgado de Instrucción nº51 de Madrid. Unas pesquisas secretas encargadas por la magistrada para conocer hasta qué punto el Gobierno pudo prevaricar a la hora de permitir manifestaciones (especialmente la del 8-M) en Madrid pese a conocer la gravedad del coronavirus. Como respuesta, Interior le comunicó al coronel su destitución fulminante por «pérdida de confianza». La crisis estaba servida en la cadena de mando.
A través de su ‘fontanero’, Iglesias trasladó a Interior su forma de ver la crisis desatada tras la destitución del coronel Pérez de los Cobos: «Cualquier general que no esté con nosotros, está contra nosotros»
Tras él, llegaría la dimisión el martes del ahora ex DAO, el teniente general Laurentino Ceña, y sólo 24 horas después la de su segundo de a bordo, el jefe del Mando de Operaciones, teniente general Fernando Santafé. A éste último se le saltó a la hora de escoger al sucesor de Ceña, nombramiento que según una regla no escrita debió recaer en él. Pero para entonces el destino de Santafé ya estaba sentenciado: era uno de los mandos que más cuestionaba la decisión tomada por Interior contra De los Cobos. En cambio, Interior nombró DAO al general Pablo Salas.
«Generales de extrema derecha»
Toda esta purga, o «nuevo impulso» como lo definió el ministro Marlaska, no era una ‘hoja de ruta’ nueva para Podemos, sino un plan que para el partido de Pablo Iglesias venía de atrás. El propio Delgado desveló detalles en sus tiempos como diputado de Podemos en el Congreso (no resultó reelegido por Cádiz en las últimas generales por el batacazo de UP en la provincia).
Desde su escaño, Delgado defendió fervientemente una desmilitarización de la Guardia Civil como paso previo a su integración en la Policía Nacional, creando una nueva estructura policial estatal libre de ataduras. Un plan que, obviamente, choca frontalmente con el parecer de la cúpula de la Guardia Civil. Los generales son el principal obstáculo para acometer esta ansiada reforma, y por tanto, objetivo de Podemos.
«Delgado se la tiene jurada a la cadena de mando de la Guardia Civil, ha estado vinculado al mundo de las asociaciones y se le han abierto por su activismo una veintena de expedientes disciplinarios», explican fuentes consultadas en la Guardia Civil. «De hecho, cuando fue nombrado hubo algún mando que puso el grito en el cielo. Y a él le llegó el eco. Habla abiertamente de generales de extrema derecha para referirse a ellos. En el Edificio de Mando de la dirección (donde residen con sus familias los altos mandos) no le traga nadie, y es mutuo», relatan.
Imposición de Moncloa
La llegada de Delgado a la estructura de Interior fue recibida con asombro y cierto recelo en los despachos de la sede de Castellana número 5. Según cuentan estas fuentes, a Delgado se le ha puesto incluso el sobrenombre de ‘El cónsul’ entre el funcionariado de Interior (aunque también circulan otros apodos más dañinos). Su misión, según defendió Interior cuando se produjo su nombramiento, era asesorar a la Dirección General de Tráfico, que pasaba entonces, en marzo, por el que seguramente fuese el momento más desahogado de su historia: con todo el país confinado, la circulación de vehículos se desplomó. La DGT nunca ha precisado de qué le asesora Delgado.
El aterrizaje de Delgado en territorio de Grande-Marlaska, explican desde la SES, fue una imposición por parte de La Moncloa. Una muestra de ‘buena fe’ del presidente del Gobierno con el vicepresidente Iglesias, socio del Gobierno, que en el reparto ministerial de enero se quedó sin tocar poder en los círculos de la seguridad del Estado. Cuentan en Interior que Iglesias exigió poder tener una especie de auditor en Interior, un relator. Alguien que pudiese tenerle al día de cuanto acontezca en el departamento de Grande-Marlaska, con la «excusa» de que ya había sido víctima en el pasado de las tan cacareadas «cloacas del Estado». Una baza que poco a poco se la va diluyendo al líder de Podemos tras los últimos reveses judiciales, que amenazan incluso con convertirlo en investigado tras quitarle la condición de víctima.
José Julio Rodríguez, el ‘cerebro’
Así fue como se le dio a Delgado, por exigencia expresa de Iglesias, un cargo ‘a dedo’ nombrado en pleno estado de alarma, con alto salario, estatus de personal eventual y Nivel 30: el más alto posible, equivalente a un funcionario del grupo A1. Un nivel que, como denunciaron algunas asociaciones de la Guardia Civil cuando Delgado accedió al cargo, queda muy por encima del C1 que tenía como agente policial.
Según explican fuentes internas de la Secretaría de Estado de Seguridad, Delgado «no habla directamente con Iglesias», sino que lo hace con»José Julio». Hacen referencia a José Julio Rodríguez, ex Jefe del Estado Mayor de la Defensa (JEMAD) fichado en 2015 por el propio Pablo Iglesias para su proyecto político.
Como fichaje electoral se demostró un fiasco, ya que no salió elegido en las urnas ni por Zaragoza primero ni por Almería después. Pero siempre ha estado cerca de Iglesias, que al ser nombrado vicepresidente lo ha rescatado como su jefe de Gabinete. El ‘Iván Redondo’ personal del líder morado. A Rodríguez se le sitúa como el cerebro de todo este entramado para que Podemos tenga un pie (y sobre todo, ojos y oídos) en la seguridad del Estado.